sábado, 27 de julio de 2024
Biblioteca de Silos. Llevando un libro

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Segunda República. 1931.

   Tras las elecciones municipales del 12 de abril, sin haberlas ganado y tomándolas como un plebiscito, los republicanos proclamaron la segunda república española el 14 de abril de 1931. Inmediatamente se desató una violencia anticristiana que llevó a la quema de conventos e iglesias los días 10 al 13 de mayo.

   En Madrid, el día 10, tras las revueltas que ya se daban en la calle, Miguel Maura, ministro de gobernación, quiso sacar la guardia civil para proteger los edificios, pero se lo impidieron el presidente Niceto Alcalá Zamora y Manuel Azaña, ministro de la guerra. En la mañana del día 11 ardía la casa de los jesuitas de la calle Isabel la Católica y Flor Baja. En el nuevo intento de Miguel Maura por desplegar la guardia civil, se le opusieron los demás ministros, siendo lapidaria la frase de Manuel Azaña: todos los conventos de España no valen la vida de un republicano. Si sale la guardia civil, yo dimito. La inacción del gobierno envalentonó a los sublevados que quemaron una docena más de edificios religiosos. Ardieron también el convento de las bernardas de Vallecas, la iglesia y convento de los carmelitas en la Plaza de España, la iglesia de la calle Príncipe. También ardieron el colegio de la Inmaculada y San Pedro Claver y el Instituto Católico de Artes en la calle Alberto Aguilera, así como el Centro de Artes y Oficios, también de los jesuitas. El colegio de Nuestra Señora de las Maravillas de Cuatro Caminos, el convento de las mercedarias calzadas de San Fernando, donde profanaron las tumbas y pasearon varios cadáveres por la calle, arrojándolos finalmente al fuego de la misma iglesia. El colegio de María Auxiliadora de las salesianas. También intentaron quemar otros doce edificios, pero sin éxito. En la tarde del día 11 de mayo el gobierno decretó estado de guerra y, con la presencia del ejército, los incendios cesaron en la capital.

   Esos días estaba en Madrid el abad de Silos Dom Luciano Serrano. En su carta del día 12 al prior de Silos le dice: … los Padres están salvos distribuidos en casas particulares. Con la iglesia y casa no se ha metido nadie. Pero el 25 de mayo escribía el P. José Antón a su sobrino: nuestra casa corrió grave peligro por el ataque de una numerosa banda; pero Dios nos protegió, pues un señor muy digno los arengó elocuentemente y los hizo desistir de su intento. Nosotros habíamos salido media hora antes, residiendo durante cinco días en casa de amigos.


Guerra civil. 1936. »