viernes, 01 de noviembre de 2024
Biblioteca de Silos. Norberto sentado

Volver un paso atrás Escuchar el texto más menos Enviar por email Imprimir

28. No se quieren enmendar.

Oren para que Dios sane al rebelde.
     1 Si un hermano, frecuentemente corregido por cualquier culpa e incluso excomulgado, no se enmienda, se le aplicará un castigo más duro, es decir, se le castigará con azotes. 2 Si ni aun así se corrige, o incluso, Dios no lo quiera, hinchado de soberbia pretende justificar su conducta, entonces el abad haga lo que un buen médico: 3 si recurrió a las cataplasmas, a la pomada de los consejos, a la medicina de la sagrada Escritura, e incluso al cauterio de la excomunión y de los azotes 4 sin conseguir nada, añada también lo más eficaz: su oración y la de los monjes por él, 5 para que el Señor que todo lo puede sane al hermano enfermo. 6 Pero, si ni aun así se cura, entonces use ya el abad del cuchillo de la amputación, como dice el apóstol: Arrojad de entre vosotros al malvado, 7 y también: El infiel, si se va, que se vaya, 8 no sea que una oveja enferma contagie a todo el rebaño.


« 27. El desvelo del abad con los excomulgados. 29. Readmisión de los que se fueron. »