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Si viven del trabajo de sus manos.
1 La ociosidad es enemiga del alma, y por ello a ciertas horas se ocuparán los hermanos en el trabajo manual y a otras en la lectura divina. 2 Por tanto, creemos que se puede ordenar el tiempo de la siguiente manera. 3 Desde Pascua hasta el primero de octubre por la mañana trabajen en lo que sea necesario desde la salida de prima (7 h.) hasta las diez. 4 De las diez hasta sexta (12 h.) dedíquense a la lectura. Después de sexta, al terminar de comer, descansen en la cama en silencio total o, si alguien quiere leer, lea para sí sin molestar a nadie. 6 Téngase nona más temprano, a las dos y media, y de nuevo vuelvan a sus trabajos hasta vísperas. 7 Si la necesidad del lugar o la pobreza exige que se ocupen por sí mismos de recoger las mieses, no se disgusten, 8 porque serán verdaderamente monjes si viven del trabajo de sus manos, como nuestros Padres y los apóstoles. 9 Pero, por los débiles, hágase todo con moderación.
Alternancia de lectura y trabajo.
10 Desde el primero de octubre hasta la cuaresma se dedicarán de lleno a la lectura hasta las ocho de la mañana. 11 A las ocho tendrán tercia y trabajarán todos hasta las tres en las ocupaciones que les estén asignadas. 12 Al primer toque para nona dejen todos sus trabajos y prepárense para el segundo toque. 13 Después de la comida dedíquense a sus lecturas o a los salmos. 14 Pero en los días de cuaresma desde el amanecer hasta las nueve se dedicarán a sus lecturas, y después hasta las cuatro trabajarán en lo que se les mande. 15 En esos días de cuaresma reciba cada uno un libro de la biblioteca, que se leerá entero y por orden. 16 Dichos libros se entregarán al inicio de la cuaresma. 17 Y resulta muy conveniente designar uno o dos ancianos que recorran el monasterio a las horas en que los hermanos se dedican a la lectura. 18 Miren no se halle algún hermano desidioso, que no hace nada o está charlando en vez de darse a la lectura y que no sólo está perdiendo el tiempo sino que distrae a los demás. 19 Si se halla alguien, Dios no lo quiera, corríjasele una y dos veces. 20 Si no se enmienda, se le someterá a la disciplina regular para escarmiento de los demás. 21 Ningún hermano se junte con otro a horas indebidas.
No estén ociosos.
22 El domingo todos se dediquen a la lectura, excepto los que estén encargados de algún servicio. 23 Si hay alguien tan perezoso o abúlico que no quiere o no puede meditar o leer, désele algo que hacer para que no esté ocioso. 24 A los hermanos enfermos o delicados se les asigne un tipo de trabajo u oficio de modo que no estén ociosos ni la dureza del trabajo les extenúe o lo abandonen. 25 El abad tendrá en cuenta su debilidad.